Habéis decidido organizar una campaña para alcanzar a los niños del barrio: cuántos días va a durar, cuándo se va a realizar, cuántas personas van a colaborar. Pero ¿qué programa vamos a realizar? Queremos que los niños se lo pasen bien, pero que también escuchen el mensaje de amor que Dios tiene para ellos. Hay que prepararnos para la batalla.

Aquí es muy fácil caer en el error de priorizar el divertimento o la atracción, como ya te he comentado en una publicación sobre el método en la Escuela Dominical. Pero no se puede olvidar el objetivo: que oigan el mensaje de Salvación: «¿Cómo creerán en aquel de quien no ha oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14).

No podemos perder el enfoque.

Decide qué aspecto del mensaje de salvación quieres proclamar durante la actividad y revisa que está incluido solo este aspecto a lo largo del programa. Y mi consejo para asegurarnos de que los niños han escuchado es repetir, repetir y repetir el objetivo central.

 

Repite la idea al principio del programa.

Cuando se da la bienvenida a los niños, se explica quienes somos y por qué estamos ahí. Tenemos una gran noticia que queremos compartir contigo: Ven y escucha.

Es importante que en la primera actividad ya se introduzca el mensaje. Los niños y sus padres están escuchando; así que aunque luego decidan marcharse, no puedan evitar oír lo que Dios tiene para decirles.

 

Repite la idea en el medio del programa.

En cada actividad que esté programada, asegúrate de que repite el mismo mensaje. Las canciones deben centrarse en el objetivo que se haya elegido.

El versículo a trabajar que explique la misma idea. Las obras de payasos o muñecos deben confirmar la misma meta.

Por supuesto, introduce actividades cuyo único objetivo sea divertir como es el caso de las obras de risa de payasos. También se puede realizar algún juego para que se rían y lo pasen bien.

Sin embargo, no dejes que esas actividades sean el grueso del programa y que se pierda el enfoque principal.

Además, en una actividad en la calle es difícil asegurar que se queden desde el principio hasta el final.

Es más, algunos solo van a escuchar cuando están pasando de largo.

Así que repite el mismo mensaje para confirmar que todos los que han parado a escuchar en un momento u otro han tenido la oportunidad de escuchar lo que se quiere transmitir.

No lo dejes solo para el final.

 

Repite la idea al final del programa.

Por supuesto, en el momento de la Palabra es cuando se explica con mayor detalle el mensaje y la idea que se ha ido repitiendo en todas las actividades que se han realizado.

Incluso, si se da la ocasión, no dejes de guiarles a que tomen una decisión y a que respondan afirmativamente al mensaje. Quizás no lo hacen en ese momento, pero la Palabra de Dios nunca vuelve vacía y no sabemos cómo el Espíritu Santo puede usarla más adelante.

Por tanto, estate seguro de que cada actividad que vas a desarrollar tiene el mismo mensaje para asegurarte que los niños que han escuchado han captado la idea principal.

La repetición es la base de la enseñanza y de verdad, queremos que conozcan a Jesús como su amigo y Salvador. No vamos a desaprovechar el tiempo.

 

Imagen cortesía de Chris Christian en Flickr.

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