¿Quién desarrolla el plan de evangelismo en tu iglesia? ¿Se le invita a participar al Departamento de Niños? ¿O las campañas evangelísticas dirigidas a niños se realizan de forma paralela al resto de las actividades? ¿Se plantean como algo de toda la iglesia o solo de unos pocos?

Últimamente estaba reflexionando sobre este tema. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando escuchamos del suicidio de un niño o de maltrato que un menor ha recibido.  Sin embargo, no somos conscientes de lo que ocurre alrededor de los niños que nos rodean.

¡Eres importante para Dios, niño! Ésta máxima debería de estar presente en nuestras mentes cada vez que nos cruzamos con un menor en la calle, cuando damos una clase bíblica, cuando hablamos con padres, cuando ministramos a adultos, cuando organizamos cualquier actividad. A Dios le importan los niños; y ¿cómo se lo mostramos a ellos? Os doy tres breves sugerencias:

Eres importante para Dios y oro por ti.

Porque sé que los niños son importantes para Dios y que están en un lugar privilegiado en el corazón de Dios, oro por ellos. Los presento delante del trono de la gracia. Quizás no sé qué necesitan exactamente, pero nuestro padre bueno sí que lo sabe. Bendíceles en oración. Ruega por ellos y por cada situación de cualquier tipo por la que estén pasando. Recuerda incluir en las oraciones los colegios de tu ciudad.

Te sugiero que escribas una lista con los nombres de los niños que están a tu alrededor: tus propios hijos; los niños de tu familia, hijos de tus hermanos o primos; los niños de la iglesia, habituales y no habituales; los compañeros de clase de tus hijos; los niños de tu edificio, barrio,…

Eres importante para Dios y te veo.

Otra manera en la que demostramos a los niños que son importantes para Dios es reconociéndoles cuando los vemos. Es decirles a través de gestos, sonrisas, o palabras: «Sé que estás ahí y te he visto». Saludando a un niño cuando te lo cruzas, hablando con él en el ascensor, sonriendo a un bebé en la sillita, saludandolo cuando pasan por el paso de cebra.

No les hagas de menos cuando están al lado de un adulto. Préstales atención.

Eres importante para Dios y cuento contigo.

La última sugerencia para demostrarles a los niños que a Dios le importan es involucrarles. Dales la oportunidad de participar en lo que les rodean. Ellos quieren sentirse útiles. Tratalos como personas con talentos y dones, como tesoros valiosos. Ellos sirven para mucho. ¿Se lo hacemos ver? ¿O los quitamos de en medio «porque son niños»?

Diles que te ayuden a preparar la clase mientras llega el resto de los niños, a repartir el material, a recoger, a colocar las sillas en la reunión, incluso a sujetar el recogedor mientras barres. Lo que sea, pero cuenta con ellos.

Y como he dicho en varias ocasiones, no importa si eres padre, maestro, o joven. No importa si tienes o no niños tú mismo. Como parte de la iglesia de Dios, muestra a los niños tú también que son importantes para Dios. Dios les ama.

 

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