No solo hay que orar con los niños, sino también por los niños. En el anterior artículo hablamos de cómo orar con los niños durante el tiempo que se está con ellos. Es importante que aprendan a orar ellos mismos; pero es aún más importante que se ore por ellos. Es el mundo espiritual.

En los tiempos de devocional, hay que presentar a los niños delante de Dios, a sus familias, sus necesidades. Apoyar en oración lo que Dios esté haciendo en sus corazones, animarles con palabras de bendición, de intercesión por ellos.

A veces entre la preocupación por preparar la clase, uno se olvida de aquellos a los que va dirigida. Escriba sus nombres en su lista personal de oración, pregunteles las peticiones personales que tienen y anótelas, hazles seguimiento. Ayudales a llevar sus cargas en oración. Habla a Dios de ellos de cómo se sienten, de qué es por lo que están pasando; que el Espíritu te guíe para interceder por sus vidas con poder.

Actualmente, la sociedad está convulsa y ha perdido la esperanza, el sentido de su vida. La iglesia debe recuperar el futuro de sus niños y esto comienza en oración. La oración marca la diferencia.

¡Ora por ellos cada día! La oración tiene poder

Foto cortesía de Marco Crupi en Flickr

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