Sigue siendo muy frecuente que desde los púlpitos se condene a Internet, porque la red está llena del mal.
Pornografía, falsas doctrinas, odio, consignas sin base que te llenan la mente de basura y mentiras. Y tienen razón.
Pero solo porque hemos dejado ese canal en manos de gente sin Cristo y sin esperanza.
Si solo hay mal, ¿por qué no cumplimos el mandato de ser sal?
Si solo hay oscuridad, ¿por qué no cumplimos el mandato de ser luz?
La gente también está ahí y busca respuestas, ¿y cómo escucharán la respuesta de Dios si huimos de ese medio?
¿O vamos a abdicar de nuestra comisión divina de predicar el Evangelio «hasta lo último de la Tierra»?
Si no usamos este canal con sabiduría, y se lo entregamos a la desesperanza, nosotros seremos parte de ese problema.
Imagen de portada por Markus Spiske en Unsplash