El maestro es el elemento más importante de la Escuela Dominical. Más importante y relevante que las actividades que realiza. Él es la carta escrita que los niños leen y a través de la cual conocen a Cristo. Un buen maestro refleja el carácter de Cristo. El niño debe sentirse amado y aceptado por Dios. Y eso se consigue si se siente amado y aceptado por el maestro. ¿Qué hace un buen maestro?
Devocional diario
Un buen maestro tiene un devocional constante y diario. Es en esos tiempos donde es ministrado por Dios, donde recibe palabra, ánimo, fuerzas, sabiduría, exhortación, y dirección; primero, hacia su propia vida y luego, hacia las vidas de los niños a los que enseña y discipula. El fruto del Espíritu es un hecho en su vida. No se puede transmitir lo que no se tiene.
He aquí unos consejos para desarrollar esos momentos con Dios.
- Busca una hora que vaya bien dentro del horario de cada uno y mantenerla.
- Ten una lista de oración escrita modificándola a medida que Dios vaya respondiendo.
- Sigue una lectura sistemática de la Biblia no aleatoriamente. Ayuda escuchar alabanzas para comenzar.
Si se consigue que esta disciplina se convierta en un hábito con la repetición, cada vez costará menos.
Una formación permanente
Otro aspecto importante que el maestro debe tener en cuenta es el estudio. Un buen maestro crece en su formación. Lee libros que le inspiran, cursos que le ayudan a aprender más sobre la enseñanza, investiga sobre el niño y su desarrollo, estudia la Biblia, busca métodos y actividades para poder transmitir mejor el mensaje a los niños.
Resumiendo: está en constante formación y nunca deja de estudiar. Creo que el Espíritu Santo usa lo que somos y si nuestra mente está aprendiendo, tiene más qué usar.
Conoce a sus niños
Un buen maestro conoce a sus niños. No solo porque ora por ellos sino también porque habla con ellos, se interesa por sus vidas. El maestro que sabe dónde se encuentran sus niños y las circunstancias que están pasando dirigirá sus enseñanzas hacia ellos, estará más sensible a la dirección del Espíritu durante la enseñanza.
Es consciente de que la vida de los niños es más importante que desarrollar la actividad por muy entretenida que ésta sea. Los niños son el centro de su clase, y que conozcan a Cristo es su meta.
Imagen por cortesía de Eduardo Martínez en Flickr (CC)