Tradicionalmente, las clases se dividen en cuatro secciones básicas: introducción, lección, conclusión y actividad. Es importante planearlas con antelación. ¿Qué se hace en la clase? Acordarse de la razón por la cual están los niños así como ser consciente de los límites determinan en cierta manera la elección. Aunque el contenido de cada sección de la clase puede ser distinto a las aquí expuestas es importante que el objetivo de ellas se cumpla.
Desde que comencé en la enseñanza de niños he estado en distintas iglesias. En una, el departamento de niños constaba de tres clases distintas; en otra, eran dos clases; y en otra, los niños estaban todos en una. En todas, los niños iban desde los 3 hasta los 12 años, pero el número de ellos variaba y también las aulas o lugares disponibles para la clase y ni qué decir de los maestros. Para decidir qué vamos a desarrollar en la clase es necesario tener en cuenta los factores anteriores.
La introducción
La introducción consta de la bienvenida, de la oración y alabanza. Los niños deben de sentirse amados y bienvenidos en la clase. Hablar con ellos de la semana, dejar que cuenten sus cosas, saludarles por su nombre son algunos de los gestos que les hacen sentirse aceptados y bienvenidos.
Uno de los objetivos de la enseñanza es enseñarles a comunicarse con Dios. Por lo tanto, la oración debe estar presente. Ayudarles a desarrollar esa confianza de que Dios les escucha y que contesta las peticiones está sentando las bases para que el niño se acerque a Dios. Un recurso que he visto que funciona es llevar ilustraciones de familias, escuelas, comida, ropa, misioneros, hospitales,… y repartirlos entre los niños. Ellos orarán dando las gracias o pidiendo por el elemento que les haya tocado.
La alabanza es una disciplina espiritual que los niños disfrutan. Es cierto que a veces las aptitudes del maestro para la música no son muy altas y ese es un ejemplo donde los límites marcan la actividad. Pero hay recursos para utilizar: CDs, un guitarrista que acompañe o alguien que tenga buena voz,… y sobre todo resolución. A los niños no les importa tanto que se tenga buena entonación sino que se transmita alabanza al Dios Poderoso y lleno de amor. Eso se enseña con el corazón.
La lección
Como he dicho en un comentario anterior, creo que la Biblia debe ser el centro de la enseñanza. No opiniones ni testimonios simplemente. Y la repetición es la base de la enseñanza. Por lo tanto, estoy completamente a favor de las series o unidades en que son ordenadas las lecciones en la mayoría del material de enseñanza.
Ahora, he descubierto que a veces el objetivo general no está muy bien desarrollado en estos materiales; por eso, creo que un buen maestro debe adaptarlos y reescribirlos a su propia situación. E incluso, crear sus propias series teniendo en cuenta la necesidad de sus niños en ese momento. Un objetivo general bien definido que se desarrolla en distintos objetivos específicos por lección que van dirigiendo domingo a domingo hacia el general. Aquí también hay que tener en cuenta la edad de los niños de la clase.
Introducir la lección con un objeto, o una película, o un testimonio o experiencia real, o con ilustraciones, o con preguntas, o con lo que se vea que ayude a hacer el salto a la historia bíblica para que los niños la comprendan mejor es una buena idea.
La conclusión
Y después de haber relatado la historia según la cuenta la Biblia, es el momento de aplicarla a la vida de los niños. Por ejemplo, deben saber que Jesús murió en la cruz no solo para que los pecadores sean salvos, sino para que ellos reciban salvación. Como decía una de mis maestros en la Escuela Bíblica, es el tiempo del ¿y qué?. ¿Para qué me sirve eso en mi momento actual? ¿Cómo puedo aprovechar esa enseñanza en mi situación? Eso es lo que hay que transmitir a los niños, que se lleven a casa. Una oración por ellos de respuesta a lo que se ha enseñado siempre es una buena idea.
La actividad
Yo veo la actividad no solo como un refuerzo de la lección enseñada sino también como un soporte para que se lleven a casa. Pero por supuesto, aquí también hay que ser consciente de la edad de los niños ya que un niño de 11 años no suele ser muy dado a manualidades 😉
También se pueden hacer juegos, dinámicas, teatros, proyectos, etc. Todo aquello que sirva para repetir la enseñanza una vez más y ayudarles a asimilarla en sus vidas personales.
Foto cortesía de Etringita en Flickr