¿Que pensarias si lees un hartikulo zobre la saviduria de Dios sin acentos ho con faltas de hortográfia?
¿QUÉ PENSARÍAS SI LEES UN ARTÍCULO SOBRE EL AMOR Y EL CUIDADO DE DIOS ESCRITO TODO EN MAYÚSCULAS?
¿Sabías que si le pides a un argentino «cabello de ángel» te traerá unos fideos y si se lo pides a un español te traerá una compota de cidra (que no sidra)?
Pueden parecer tonterías, pero cuando te dedicas a comunicar el Evangelio, y más si vas a ser leído en un contexto de multiculturalidad, tienes que tener en cuenta cuatro cosas importantes.
1 – El concepto inicial que la gente que lea o vea tus contenidos se lleve de Dios es el que va a ver reflejado en tus escritos. No pretendo que escribas como un premio Cervantes, pero sí que cuides lo que compartes con los demás, porque estás hablando o escribiendo en representación de Dios.
Si tus escritos están plagados de errores gramaticales tus lectores pensarán que eso de la fe es solo cuestión de incultos o, en el mejor de los casos, pensarán que ellos no te deben importan lo más mínimo cuando ni tan siquiera te has tomado el trabajo de pasarle el corrector ortográfico a tu escrito antes de subirlo.
2 – Dios exige la perfección en todo lo que hagamos o presentemos ante Él. Evidentemente, la perfección está muy alejada de la naturaleza del ser humano y Dios lo sabe, pero lo que sí espera de nosotros es que nos esforcemos todo lo que podamos para ofrecerle nuestra mejor ofrenda.
3 – Nuestro idioma es muy rico y complejo y, por si esto fuera poco, tenemos una gran cantidad de variantes, tanto nacionales como locales, con lo que fácilmente nos podemos encontrar con lo que se llaman «palabras problema» que no son otra cosa sino palabras con significados completamente distintos en cada una de esas variantes.
Así que si estás pensando en que tus contenidos puedan ayudar a personas de otras naciones hermanadas por la lengua procura evitar el uso de un vocabulario demasiado coloquial lleno de giros o modismos locales porque, en caso contrario, y en el mejor de los escenarios, los demás no te entenderán. En el peor de los escenarios puede que te veten la entrada en las iglesias de algún países por irreverente o impúdico y tú sin enterarte.
4 -No escribas tus artículos en mayúsculas. Escribir en mayúsculas dificulta la lectura de los textos y, además, equivale a gritar en Internet. Por eso el uso de las mayúsculas debe limitarse a palabras que quieras resaltar de una manera muy especial.
Así que cuando vayas a preparar tus artículos ten presente el consejo de Pablo a Timotéo: «traza bien la Palabra de Dios» de tal forma que apliques bien el mensaje del evangelio y que también tengas todo el cuidado posible en utilizar bien el lenguaje para no espantar a los lectores de los contenidos y estropear la obra que Dios quiere hacer.
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Imagen por Stuart Richards en Flickr (CC)