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Los payasos

Los payasos alegran a los niños

Los payasos o personajes cómicos son son un método eficaz para lograr la atención de los niños y para explicar conceptos a través del humor. ¿Alguna vez lo has utilizado?

Es un método efectivo para que los niños se involucren con el mensaje y presten atención.

Los payasos llaman la atención

El payaso atrae a la gente. Es un buen anuncio: «Hey, aquí está pasando algo. Vamos a averiguar qué es.» Si encima lleva globos o un gran cartel, pues aún más. Imáginate en un parque donde los niños están jugando en los columpios. Envía un payaso para que los invite para una actividad al aire libre. Seguro que muchos lo seguirán. Que no se olvide de comunicarlo a los padres también.

Los niños se identifican con los payasos

Los niños se divierte con los tropezones de los payasos, les gusta advertirles de cosas obvias, se ríen de los despistes. Al verlos cómo meten la pata o cómo tardan en entender las cosas, el niño intenta enseñar al payaso. Y enseñando al payaso, aprenden ellos.

Se pueden identificar con las emociones, actitudes o acciones que los payasos hacen ya que a ellos también les ocurre. De esta manera, usando el lenguaje de los niños, el payaso es usado como ejemplo para que una conducta o concepto sea comprendida por los niños.

Breves consejos para payasos

Si decides utilizar a los payasos recuerda que un payaso de verdad no es una persona disfrazada sin más. Es algo más. Es alguien que actúa como un payaso, que tiene una personalidad definida con una voz y andares fijos. Los niños enseguida se dan cuenta cuando alguien les está engañando. Así que sé profesional. No lo hagas de cualquier manera.

Si no crees que lo puedes ser un buen payaso, es mejor entonces que te contentes con exagerar algún rasgo de la ropa como utilizar un gran sombrero o una pajarita de colores como personaje cómico, pero no te caracterices como un payaso. Si vas a ser payaso, sé un payaso de calidad y sirve al Señor con excelencia.

Siempre que estés delante de los niños, no pierdas la personalidad. Si estás cansado, escóndete. Se necesita mucha energía así que si crees que no puedes ser un payaso todo el tiempo, quizás es mejor que programes sus participaciones en tiempos cortos, en medio de otras actividades.

Un payaso tampoco hace gestos que puedan ser malentendidos,  y por supuesto, jamás hace chistes o se ríe de canciones o verdades bíblicas. Ese no es momento de hacerse el gracioso. Tampoco ridiculiza o avergüenza a nadie.

Cada obra de teatro en la que participa el payaso debe ser clara, y sencilla. A veces, los payasos interpretarán obras con el fin de divertir sin más, pero sobre todo, úsalos para transmitir verdades sin complicaciones para que los niños comprendan.

Soy de la opinión que en momentos más serios de la actividad, en el tiempo de ministración ocuando estamos buscando la atención del niño por completo, el payaso no debe de estar presente. Los niños tienden a poner su enfoque en él y sólo sirven de distracción. Úsa a los payasos para presentar el tema, para repetir la idea a través de los sketches; pero no para la lección principal. Se puede perder la atención de los niños más que ganarla.

Sobre todo recuerda que, aunque se esté vestido de payaso, estás transmitiendo el mensaje de amor de Cristo a los niños (o a todo el que te esté viendo). Sé un payaso alegre y amable.

Entrada extraída mayoritariamente del material entregado en el 2º Encuentro Nacional del Festival de Luz celebrado en Majadahonda (Madrid) del 4 al 7 de Abril de 1996.

Imagen cortesía de Angelica Maia de Santana en Flickr.

Categorías: Evangelizar a niños
Tags: método
Isabel:
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