Mucho se ha hablado sobre la web 2.0, de hecho muchos se definen como «ciudadanos 2.0» cuando la inmensa mayoría de personas hemos sido siempre 2.0 porque, básicamente, se trata de diálogo.
Internet inició su andadura allá por 1969. En su uso civil internet se vio como un lugar donde una serie de entidades y empresas colocaban información para que los usuarios puedieran acceder a ella. Pero había un problema, la información la generaban unos pocos y los usuarios no tenían ninguna posibilidad de interactuar con ella, sólo consumirla.
Sin embargo la gente quería poder aportar y comentar lo que veía en internet, y así en el año 2003 Tim O’Reilly acuñó el término Internet 2.0 como una evolución de la Internet que habíamos tenido hasta entonces y que derivaba en un entorno mucho más abierto dónde los usuarios iban a ser una parte importante de la misma al poder interactuar con sus aportaciones.
Mientras en la Internet 1.0 las webs hablaban y los usuarios escuchaban en la internet 2.0 las webs dialogan con los usuarios. Y esto ¿qué implica? Pues que las webs ya no pueden limitarse a decir lo buenos que somos y lo bien que hacemos las cosas. Ahora tenemos que enfocarnos mucho más en las necesidades de los visitantes conociendo sus expectativas por medio del diálogo en foros y en los comentarios que realizan a los contenidos de las webs y de las redes sociales y generando contenidos adecuados a esas necesidades.
Ya no se trata de hacer lo que a mí me gusta hacer, sino de hacer lo que nuestros visitantes necesitan de tal modo que ha evolucionado desde un concepto unidireccional donde el control lo tenía el propietario de la web a un concepto bidirecional donde el control lo está asumiendo el visitante del sitio web o de la red social.
¿Y en qué nos influye? En cuanto al fondo y al contenido en muy poco, ya que el mensaje del evangelio no cambia y porque el concepto del diálogo está profúndamente enraizado en la forma de ser del cristiano (o debería), pero en cuanto a la forma de presentarlo sí que supone un cambio sustancial.
Nuestras webs ya no pueden verse como un lugar estático donde los visitantes tienen poco o nada que decir, salvo contactar por email, sino que esperan poder dialogar de una forma abierta. Esto supone que pueda haber foros abiertos donde todos puedan expresarse y donde los mensajes no sean censurados si el contenido supone una crítica o es contrario a las creencias, siempre que se respeten unas reglas de comportamiento y buen gusto.
Porque lo que se busca es establecer relaciones a través del diálogo y de ir generando confianza poco a poco, aunque las posiciones sean encontradas, demostrando que aunque discrepemos sobre ciertos plantenamientos sí respetamos a las personas.
Asimismo, se trata de una web muy audiovisual. Imágenes, gráficos, vídeos, podcasts (emisiones de voz), tienen un lugar esencial y la forma de presentar estos contenidos también debido a la forma de acceso y a los dispositivos con los que se accede. Pero de esto hablaremos más adelante.
De momento lo importante es recordar que ahora Internet requiere que nuestros sitios webs y nuestras cuentas de redes sociales se trabajen de una manera diferente a como se venía haciendo hasta ahora, de una forma mucho más abierta e interactiva con el visitante y que se trata de dialogar, así que vamos a centrarnos en escuchar primero.
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Fotografía de portada por Maureen Flynn-Burhoe en Flickr